Creo que el modelo interpretativo de los trastornos obsesivo-compulsivos es el más original de los cuatro modelos que he elaborado, también y sobre todo porque nadie había aplicado un enfoque sistémico-relacional a la comprensión de esta psicopatología, pues en la literatura a lo sumo se encuentran ejemplos clínicos interpretados desde un punto de vista sistémico.
UNA CONVERSACIÓN EN LA QUE LA VIDA ESTÁ DEL LADO DEL MAL
Una de las hipótesis que avanzo (Ugazio, 1998, 2012, 2018) es que la semántica de la bondad con su contraposición entre el bien y el mal está en el centro de la dinámica emocional de las familias en las que se desarrollan organizaciones obsesivas.
La contraposición entre el bien y el mal que encontramos aquí se opone a la contraposición agustiniana y tomista y otorga un cierto dramatismo a la dinámica de estas familias: el mal no es la privación del bien, al contrario, es el bien el que se constituye por la ausencia del mal. Es buena la persona que renuncia a la expresión de sus deseos y a la defensa de sus intereses, la que se sacrifica, la que se aleja de la dinámica «pulsional» –como la tía de Degas, la baronesa Bellelli, que pueden ver en la reproducción– y no la persona disponible, acogedora, educada y generosa con los demás. Malo es quien expresa su sexualidad y sus «pulsiones» agresivas, pero también quien se afirma, actúa para que se le reconozcan capacidades y méritos. De hecho, la vida y la muerte están entrelazadas con la polaridad crítica y la vida está del lado del mal.
En consecuencia, los miembros de estas familias se sentirán, y serán considerados, buenos, puros, responsables o, por el contrario, malos, egoístas, inmorales. Encontrarán personas que los salvarán, los elevarán o, al contrario, que los iniciarán en el vicio, los inducirán a comportamientos de los cuales podrán después sentirse culpables. Se casarán con personas capaces de abnegación, inocentes, puras o, por el contrario, crueles, egoístas que se aprovecharán de ellos. Sus hijos serán buenos, puros, castos o, al contrario, desenfrenados en la expresión de sus deseos, violentos en la afirmación de sí mismos y de su propia sexualidad. Algunos de ellos sufrirán por el egoísmo, y a veces por la perfidia de los demás o por la maldad intrínseca a sus propios impulsos. Otros se sentirán orgullosos de su propia pureza y superioridad moral. Y algunos se sentirán complacidos de la satisfacción de sus propios impulsos. (Ugazio, 2022, p.166)

UNA DIFÍCIL POSICIÓN INTERMEDIA
Lo que distingue a la persona con organización obsesivo-compulsiva de los demás miembros de su familia es la imposibilidad de situarse en la polaridad «bondad, pureza» o en el extremo opuesto, «maldad, vicio». La persona con trastorno obsesivo-compulsivo, incluso antes de la aparición de los síntomas, se encuentra en una posición intermedia.
Generalmente se coloca en una posición más próxima al extremo «bondad, pureza, ascetismo», pero manteniéndose siempre en la posición del medio y reduciendo la recursividad del circuito a través de operaciones de equilibrio y desequilibrio respecto a los dos extremos. Miedo/angustia y mortificación/humillación son las emociones que acompañan a estos movimientos. Estas emociones son experimentadas sistemáticamente por parte de los sujetos con organización obsesiva, incluso cuando se contiene la recursividad del circuito. Quien se coloca en la posición intermedia se expresa y, por tanto, existe, inclinándose ora hacia el uno, ora hacia el otro extremo; solamente de este modo el sujeto se define como interlocutor y participa en la conversación.10 Para las personas con organización obsesiva, desplazarse en la dirección «pureza, bondad» significa sentir una humillante mortificación, generadora de rabia y de rencor, mientras que moverse en la dirección «maldad, expresión de los propios impulsos» comporta el riesgo de un terrible castigo, tanto más angustioso cuanto más indeterminado. Normalmente, estos desplazamientos se contienen y equilibran en un espacio de tiempo relativamente breve, con comportamientos del signo opuesto. De esta manera, el sujeto consigue evitar tanto sentirse presa de una mortificación anuladora (como sucedería si se desplazara demasiado en la dirección «pureza, bondad») como percibirse, y ser percibido, como malvado, y sentirse rechazado e indigno de ser amado (como sucedería si se desplazara demasiado en la dirección «maldad, expresión de los propios impulsos, goce de los sentidos»). No obstante, cuando la recursividad del circuito se hace máxima, cualquier oscilación hacia el uno o el otro extremo, por mucho que se compense, resulta inaceptable. Cualquier intento de autoafirmarse, de expresar los propios impulsos y deseos, va acompañado de una sensación de degradación personal, de malestar, miedo y angustia. Toda búsqueda de ascetismo y pureza está marcada por sentimientos de anuladora mortificación y de rabia, o se ve perturbada por la duda de que el ascetismo sea una máscara detrás de la cual se ocultan intenciones infames. El sujeto entra así en la zona de naufragio de la posición del medio (Ugazio, 2022, pp. 176-177)

¿POR ESTO LA VIDA SE CONVIERTE PARA LOS OBSESIVOS EN UNA HISTORIA PROHIBIDA?
Sí, si por vida entendemos la implicación emotiva con los demás, pero también la participación en proyectos e iniciativas encaminados a la afirmación personal. Ahora bien, para las personas con una organización obsesiva, la vida también es algo tremendamente deseado. Cuando se distancian demasiado de ella, para evitar ser «infectados» por otros o perjudicar a los demás con su comportamiento, pueden sentirse abrumados por una mortificación y un abatimiento que pueden convertirse en una auténtica depresión clínica.
Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo y sus familias no acuden a un psicoterapeuta solo por las obsesiones, las compulsiones o porque tienen dudas tan acuciantes que los vuelven incapaces de tomar decisiones. A menudo buscan una intervención terapéutica para estados depresivos que pueden durar mucho.
¿Por qué involucrarse con los demás, afirmar la propia personalidad puede convertirse en una fuente de sufrimiento tan aguda? ¿Por qué tantas personas con una organización obsesiva se sienten como el Dr. Jekyll y el Sr. Hide? ¿Por qué se forma en ellos esa escisión que casi todas las orientaciones clínicas reconocen unánimemente? ¿Qué les impide abrazar el camino del ascetismo como hacen otros miembros de su familia sin sentirse abatidos o, aún peor, deprimidos? ¿Por qué ni siquiera pueden ser «malos», manifestando agresividad y egoísmo como lo hacen algunos de sus familiares sin por ello experimentar angustia o miedo?
Estas preguntas se responden en el capítulo 4 de
Ugazio, V. Historias permitidas, historias prohibidas. Polaridades semánticas familiares y psicopatologías. Nueva edición ampliada, actualizada y revisada con un glosario de términos específicos y una bibliografía comentada 1991-2018. Amazon, 2022
En este capítulo reconstruyo la posición del sujeto obsesivo en su familia de origen y en las configuraciones de sus vidas posteriores.
¿EXISTEN INVESTIGACIONES EMPÍRICAS QUE CONFIRMEN ESTE MODELO DE LOS TRASTORNOS OBSESIVO-COMPULSIVOS?
Sí, al menos se ha confirmado la hipótesis de que en los obsesivos prevalece la semántica de la bondad:
Ugazio, V,, Negri, A., e Fellin, L.(2015).
Freedom, Goodness, Power and Belonging. The Semantics of Phobic, Obsessive-Compulsive, Eating, and Mood Disorders, Journal of Constructivist Psychology, vol. 28, 4, 293-315, doi: 10.1080/10720537.2014.951109
Ugazio, V., Guarnieri, S., Anselmi, P., Castelli,D. e Pandolfi.M. .
La relazione terapeutica con i pazienti con disturbi fobici, ossessivo-compulsivi, alimentari e depressivi: Quali significati prevalgono? Rivista italiana di Costruttivismo, 9,1, 19-46, 2021.
Ugazio, V., Guarnieri S., Anselmi P., Castelli, D., Pandolfi, M. (2020)
The therapeutic relationship with clients with phobic, obsessive-compulsive, eating and depressive disorders: Which meanings prevail? Journal of Constructivist Psychology, 2020 on line. To link to this article: https://doi.org/10.1080/10720537.2020.1828203
Ugazio, V., Negri A., & Fellin L. (2017) Libertà, Bontà, Potere e Appartenenza: le semantiche dei disturbi fobici, ossessivo compulsivi, alimentari e dell’umore. Rivista italiana di costruttivismo, 5, 1, Aprile 2017, pp.4-27.
Ugazio, V, Negri, A., e Fellin, L. (2015), Freedom, Goodness, Power and Belonging. The Semantics of Phobic, Obsessive-Compulsive, Eating, and Mood Disorders Journal of Constructivist Psychology, vol. 28, 4, 293-315 doi: 10.1080/10720537.2014.951109
Ugazio, V., Negri, A., & Fellin, L. (2011).
Significato e psicopatologia: la semantica dei disturbi fobici, ossessivi, alimentari e depressivi.
Quaderni di Psicologia Clinica, 2 (pp.69-100). Bergamo: Bergamo University Press.
¿CÓMO SABER MÁS SOBRE LA SEMÁNTICA DE LA BONDAD A TRAVÉS DE EXPERIENCIAS LITERARIAS?
¡Leyendo a Schopenhauer! En su obra principal, El mundo como voluntad y representación, expresa y lleva a sus extremas consecuencias la idea de la bondad abstinente que ocupa el espacio central de la semántica de aquellas familias en las que se desarrollan los trastornos obsesivo-compulsivos. Se trata, entre otras cosas, de un raro ejemplo de obra filosófica muy bien escrita. ¿Han intentado abordar alguna vez una obra filosófica? Háganlo con este texto, que también es una obra literaria. A pesar de sus sombríos contenidos, es un placer leerlo.
El contenido y la forma están en abierto conflicto. Para Schopenhauer, el mundo es la insaciable voluntad de vivir, es el ímpetu cruel, egoísta, ciego e irresistible que impregna y agita todo el universo. La voluntas, es decir, la voluntad de vivir que impregna y agita todo el universo, se equipara al mal. Para enfrentarse a ella, hay que desplegar la noluntas con el ascetismo como centro, que Schopenhauer equipara a una mortificación voluntaria de los placeres y una búsqueda de los sufrimientos.

Schopenhauer tuvo una gran influencia en Freud y de este modo la idea de la bondad abstinente también entró en el psicoanálisis y en la psicología en general. El hecho de que el psicoanálisis clásico comparta con los pacientes obsesivos la idea de bondad abstinente, con su papel fundamental para el dilema de los obsesivos, ¿explica las dificultades que ha tenido el psicoanálisis para tratar a los obsesivos? Hablo de ello en Historias permitidas, historias prohibidas y también en esta entrevista con Luca Mazzucchelli:
La semántica de la bondad domina también el libro más autobiográfico de Tim Parks, Tongues of Flame (1985). ¡Es buenísimo, lo recomiendo! En esta novela de Parks, la bondad abstinente y la maldad se enfrentan inexorablemente en la familia de un pastor protestante con tres hijos que va siendo arrollada poco a poco por un fervor religioso cada vez más extremo. Estamos en 1968.

En esta novela de Parks, la bondad abstinente y la maldad se enfrentan inexorablemente en la familia de un pastor protestante con tres hijos que va siendo arrollada poco a poco por un fervor religioso cada vez más extremo. Estamos en 1968.